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PIEL NEGRA (ongoing project)

 

​Cuenta la leyenda que Yoí –el primer padre sobre la tierra–, empezó a sacar como peces del agua a sus hijos Ticuna, era tan grande su alegría que se sintió pleno y vio con orgullo trabajar y convivir a sus hijos en la selva y el río. Yoí se dio cuenta que necesitaba organizar a sus hijos y se le ocurrió una gran idea. Tomó una olla gigante y preparo una sopa con todos los animales de tierra, aves y peces también, la lleno de todos los sabores existentes en la tierra y posteriormente invito a sus hijos a probar el festín. Los puso en una fila a probar la sopa, y les pregunto: ¿A qué te sabe? –los Ticuna esta organizados territorialmente por Clanes y de ello depende su actividad económica, y su personalidad–, cada hijo respondió, y dependiendo su respuesta Yoí lo bautizo como hijo de ese Clan.


Paujil –ave–, y Arú –Culebra cascabel–, los dos Clanes de San Pedro de los lagos, hombres fuertes entregados a la tierra, conectados con los árboles, mujeres exploradoras y hábiles, trabajadoras y dedicadas a su familia. Paujil y Arú definen al hombre de tierra, la Chagra –Yuca Amarilla–, es muy importante para ellos, la cultivan y de ella fabrican derivados como la Fariña y el Casabe. Cada familia tiene su terreno para cultivar su Yuca, tanto el hombre como la mujer trabajan para cuidar su cultivo. La caza también hace parte de las actividades económicas y de sustento para todos en San Pedro, así como la pesca –poco practicada en la comunidad, pero muy útil para el sustento diario–.
El rio Yahuarcaca rodea la comunidad, las aguas oscuras del rio sirven como sustento para todos y también como transporte. El hombre Ticuna tiene músculos grandes para recorrer el río y unas buenas botas para andar por la selva, nadie conoce la selva como el Hombre Ticuna. Son serviciales y habladores, amables y excelentes cocineros, curiosos y amantes de la chicha y la cachaza. Fieles a sus creencias pero moldeables a las costumbres y cuentos de occidente. Me dice Luis —El adulto más joven de la comunidad— “Dicen que el hombre que coge culebras y tarántulas queda maldito por siempre, que todo aparato que cae en sus manos se daña, y es verdad, yo compro y compro celulares y si no se dañan, se pierden”, es el sentido del humor y su calidez lo que más marco mi visita. Me teñí las manos con Uito —una tintura utilizada por la comunidad para rituales—, una vez me bautizaron como su hijo adoptivo, los Ticuna o Piel Negra cuidan del bosque y dan entrada a su comunidad al que les abre su alma, al que trabaja también por el bienestar de la comunidad. Están marcados desde las leyendas por Yoí quien los llamo así por su tonalidad de piel, también por las oscuras aguas del Rio Yahuarcaca, aunque las tecnologías llegan al interior de la selva, los Piel Negra mantienen muy claras sus tradiciones, sus creencias y sus convicciones.


La tierra y el agua trasmiten su energía al hombre Ticuna o también llamado Piel Negra, es el lazo más fuerte jamás existido. Cada individuo de la comunidad tiene asignado un árbol, el cual crece y se mantiene en pie dependiendo de la salud de su dueño, las aguas jamás dejan de producir alimento y la tierra siempre les brinda su chagra. La hermosa selva Amazónica no solo es el lugar con mayor diversidad del planeta, y la cuna de uno de los ríos más grandes del mundo sino también el hogar de los Piel Negra —Ticunas—, divididos como aves, culebras cascabel, tigres, ardillas o en idioma Ticuna Paujiles y Arús cuidan y trabajan en la espesa Selva. El único anhelo cuando recorro la selva Amazónica es encontrarme en el camino a un hermano Piel Negra y cada vez que vuelvo, mis manos se tiñen de Uito y por unos días me convierto en un hermano Ticuna.

[Ongoing proyect]

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