N A D I E
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He aquí al cotidiano Bogotano y su definición de Ser y Existir. Inspirado en los poemas de Eduardo Galeano y Gonzalo Arango.
Soy fiel creyente del poder de la palabra del poema y la veracidad en el relato, soy un ser que habita Bogotá (Colombia), soy uno más del montón que transita y se mezcla entre sus altos contrastes de sentires, de ires y venires. Somos y soy “un día cualquiera en la hoja del almanaque” “el transeúnte que no puede llegar tarde a su trabajo, la novia que va para una cita de amor” “ser un instante en compañía de otro instante cualquiera, ser una carta abierta”.
Veo a mí alrededor y no defino que veo “que extraños eran, que estúpidos, sórdidos, feos, maravillosos. El horror y la pureza mezclados, la bondad y la crueldad, la felicidad y la pena, los miro y me parecen de otro planeta, de otra fauna. Algunos dan aires de emperadores, otros de mendigos. Unos aplastados por un peso trágico, otros flotan liberados como nubes” todos hacia diferentes caminos, todos con ideales y pensamientos divergentes.
Bogotá es una ciudad que no se detiene, es dinámica y evoluciona al pasar de los minutos, “será progreso esclavizarnos al trabajo, a la necesidad de consumir y consumir, envenenarnos el aire, prohibirnos el cielo, disfrazarnos de militares, overoles, sotanas, condenados a la muerte?” todos errados creyendo ir rumbo al éxito, aquí nadie es nadie y “Nada es de nadie”. “Sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte” afortunado el que sueña y desafortunado el que espera “los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada” viven por vivir, viven sin sentir.
“Un día después del té, de beber su cerveza, de trabajar ocho horas, de abrazar su amor, van a parar al cementerio sobre los hombros afligidos de familiares y amigos, los pobres difuntos no volverán más a la taberna, a la oficina, al salón de té, ni a caminar por la carrera séptima de Bogotá, a las siete como esta noche” así estamos destinados cada uno de nosotros a dar fin a este incierto camino “por lo demás, este transeúnte morirá, y nadie notara su ausencia, la vida seguirá sin él, como si nada, tal vez un poeta, un notario, el peluquero, el señor nadie”… reitero “nada es de nadie” y “los nadies, los dueños de nada”.
Quedo con un amargo sin sabor, un sin entender, un sentir individual que abunda en esta ciudad, un profundo cuestionamiento sobre el ser y el sentir “la hora de vivir es ahora”. Veo “Que no son, aunque sean” “los nadies, los dueños de nada”… “los nadies que cuestan menos que la bala que los mata”.